Los escualos podrían coronarse campeones en territorio crepuscular
Gane quien gane el título de la LVBP en esta temporada 2023-2024, sin duda que el segundo duelo de la gran final será recordado con el pasar del tiempo. ¿El motivo? Un total de 22 anotaciones, seis jonrones, y la intensidad sobre el terreno de juego que provocó que en dos ocasiones se vaciaran las bancas.
El gran nivel que ha demostrado Tiburones de La Guaira en este 2024 se mantiene intacto, y por segundo día seguido se quedó con una victoria importante con miras a ese anhelado trofeo de campeón. En esta ocasión, Cardenales de Lara sí sacó a relucir ese poder que lo caracteriza, pero al final el marcador reflejó un 12-10 favorable para los de casa.
Si en el duelo del martes la clave pasó por el pitcheo, en la noche de este miércoles todo se basó en la ofensiva. ¿Bajar los brazos? Eso no va con la tropa del manager Oswaldo Guillén. Y es que en tres ocasiones tuvieron que venir de atrás para reponerse de los batazos rivales, dejando en claro que este grupo tiene capacidad de reacción
En apenas dos juegos, el nombre de Luis Torrens se erige como el principal para llevarse un posible premio al jugador más valioso. Esta vez sus conexiones tuvieron más alcance en comparación del día anterior, ya que logró enviar dos pelotas con dirección a las gradas del jardín izquierdo del estadio Universitario.
Un punto clave, y que sin duda fue decisivo para el desarrollo del encuentro, sucedió en la baja del cuarto episodio. Justamente, Torrens recibió un pelotazo que a la postre provocó que las bancas se vaciaran, y tanto el relevista Rodrigo Benoit como el manager Henry Blanco terminaron expulsados. Tras la reanudación, los escualos no dieron tregua y anotaron hasta cuatro rayitas.
Siguiendo con la ofensiva, Maikel García protagonizó el batazo de la noche. A pesar de que falló en sus primeros tres turnos, en la baja del octavo despachó un vuelacercas de dos carreras ante los envíos de Silvino Bracho. Más allá de lo que sucedió después de su celebración, se trató de un momento clave ya que rompía el empate a ocho.
Por último, si bien todo se trató de carreras, hubo dos momentos específicos en los que el relevo de Tiburones cumplió para mantenerse con vida. Primero fue Elvis Araujo, que a pesar de que llenó las bases logró sacar los dos últimos outs del séptimo capítulo. Posteriormente, Arnaldo Hernández entró al rescate en el octavo para ponchar a Odúbel Herrera también con las almohadillas congestionadas
Fuente: meridiano